jueves, 27 de mayo de 2010


AH !quien no tiene los recuerdos de la infancia atesorados en el corazón. Quien no cierra compuertas y los atesora en pequeños compartimientos para que no se escapen, para que nos acompañen por siempre.
Quien no ha recorrido esos pasillos de chapa, en la Boca o San Telmo. Cuántas tardes he ido de la mano de mi padre y nos hemos escabullido por las baldosas llenas de historia, que hoy comprendo y antes disfrutaba curiosa, escuchando historias de mis abuelos inmigrantes.
Cada compartimiento en la obra representa una historia mínima, como la de cada uno de nosotros. Una suma de patios a cielo abierto esperando un futuro.

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